Como decía Francisco de Vitoria, pensador y teólogo español en el cambio al siglo XVI, “una guerra no puede ser justa por ambas partes”. 

Después de la Segunda Guerra Mundial se estandariza el concepto de legal de “ius ad bellum”, el derecho sobre el empleo de la fuerza. Es un neo-latinismo, ya que podría parecer que usar la lengua madre del derecho occidental lo convierte en un concepto heredado y confiable. Más cerca del pragmatismo de la “realpolitik” que del pacifismo, se fundamenta en las ideas escolásticas de San Agustín y Santo Tomás de Aquino del deber cristiano de preservar la vida y luchar contra el mal.

Actualizado, este término debe cumplir seis condiciones: debe estar declarada por una autoridad legítima; debe ser en defensa, como respuesta a una agresión previa; debe buscar reparar una injusticia y no otros intereses; debe ser el último recurso, agotadas todas las vías diplomáticas; tiene que buscar la paz; por último, debe ser proporcional a la causa. 

La realidad es que, según la ONU, en 2022 aumentaron más del doble las muertes civiles en conflicto, especialmente por la guerra de Ucrania. En números, 19 millones de personas más. Imaginamos que con el recrudecimiento brutal de la violencia contra Palestina en 2023 esas cifras no serán menores. Por eso el primer objetivo del punto 16 de la Agenda 2030 es “Reducir significativamente todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo”.

Alán Carrasco bucea en las realidades que se esconden detrás de las cifras, de los conceptos legales y políticos y de las manifestaciones públicas, cuestionando la veracidad de los programas oficiales que las sustentan. Ante la propuesta de paz de una alianza internacional, rastrea la terminología y acuerdos que impiden esta conciliación. 

Entre las diez metas declaradas, el punto 16.6 enuncia: “Crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas”, y continúa en el 16.8: “Ampliar y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial”. Estas políticas de acuerdos y búsquedas de equilibrio que se siguen procurando después de las dos contiendas mundiales del siglo XX, y en especial en la época de la “guerra fría”, fructificaron, entre otras, en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), de la que los Estados Unidos y Europa son sus grandes valedoras.

En su investigación Carrasco constata, y según los propios informes del Department of Defense y su Defense Manpower Data Center (DMDC), así como del libro “Base Nation: How US Military Bases Abroad Harm America and the World” de David Vine, profesor asociado de antropología de la American University, que se puede confimar que EE.UU. tiene desplegadas 686 bases militares efectivas en 74 países extranjeros, suponiendo el mayor despliegue militar en tiempos de paz de la Historia y una clarísima vulneración a la soberanía del resto de naciones:

“Calcular la magnitud de esta presencia militar estadounidense es una labor prácticamente imposible, ya que la información que facilita el Department of Defense (DoD) está incompleta y llena de irregularidades. Aparte de las localizaciones secretas, la complejidad del cálculo radica también en la divergencia de tipologías de las instalaciones militares, desde las más pequeñas con apenas algunos attaché, a las inmensas bases de Alemania (40.000 efectivos en 179 instalaciones militares), Japón (algo más de 50.000 efectivos en 109 bases) o Corea del Sur (28.000 efectivos en 85 bases), países invadidos y ocupados militarmente desde la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea respectivamente.”

David Vine

Ante esta perspectiva, el artista usando las estrategias del diseño (fuente y formatos neutrales para dar verosimilitud) y del montaje (información editada en ráfagas para la identificación subliminal) nos presenta un nuevo mapamundi. Identificamos el plano geopolítico, que, como el tiempo invernal, aparece blanquecino, sutil, velado… como la historia que cuenta. Los contornos continentales solo se forman con los países en los que Estados Unidos tiene presencia militar. En la secuencia animada que resume el proceso conceptual de esta pieza se recogen seis imágenes como ejemplo de intervenciones perpetradas por el gobierno americano y, o con el beneplácito, de la OTAN. 

Texto de Marta Ramos-Yzquierdo

Visto en
Not Only What, But Also How
Oficina cultural de la Embajada de España
2023
Washington, US